“Seamos perezosos en todas las cosas, excepto al amor y al beber,
excepto al ser perezosos”.
Gothold Ephraim Lessing (1729-1781) Escritor, pensador y filósofo…..¡Alemán!
Gothold Ephraim Lessing (1729-1781) Escritor, pensador y filósofo…..¡Alemán!
A mediados del siglo XIX, cuando el progreso
humano creía que había llegado a su máximo esplendor, y la construcción de
máquinas parecía que iba a acabar con el trabajo humano, que durante milenios había hecho progresar al mundo, una serie de filósofos y pensadores lanzaron la
idea de que dentro de los derechos inalienables del hombre, que habían surgido
de la Revolución Francesa y habían sido transcritos en la Constitución de los
EEUU, estaba uno que no había quedado reflejado en ellos: El derecho al
trabajo.
Desde que Louis Blanc escribiera su tratado del mismo título en 1848,
infinidad de pensadores y políticos postularon este derecho, sin duda imprescindible para el género humano. Sin embargo en
1883, un pensador hispano francés, Paul Lafargue, a la sazón yerno de Karl
Marx, refutó dicho derecho en su ensayo titulado “El derecho a la pereza” (1),
en el que propugnaba, con un estilo irónico y polémico, que el trabajo era una
auto imposición del propio proletariado dentro del sistema capitalista, y pedía
una vuelta al modelo clásico, griego y romano, en el que el hombre dedicase el
mínimo tiempo posible al trabajo para dedicar la mayor parte del mismo a las
artes, las ciencias y el pensamiento.
Pues bien, como los pocos que me leen han
podido observar, este verano he decidido seguir las teorías “marxistas” de
Lafargue y, aprovechando mi estancia en Italia, dedicarme a lo que los nativos
de ese país han denominado con sabiduría “Il dolce far niente”, o lo que es lo
mismo, no dar un palo al agua. Y dedicar mi tiempo a la lectura (no he leído,
he devorado todo lo que en mis manos caía), el cine, el aire libre y a viajar
(He recorrido la costa Tirrena y la Costa Azul), alejando de mi la idea de
ponerme frente a un teclado y escribir o producir alguna de las sandeces que se
me suelen ocurrir (como esta). Porque como agregaba Jenofonte: "el trabajo ocupa todo el tiempo y con él no hay ningún tiempo libre
para la república y los amigos"
Lamentablemente, el verano toca a su fin, como todo, y con ello vuelve la rutina, aunque
no el trabajo (aún) remunerado, y volveré a escribir sobre este pesado blog
todo lo que se me vaya ocurriendo. Espero que sepáis perdonarme.
(1) Para todo aquel que tenga tiempo y quiera pasar un rato (corto)
leyendo la divertida diatriba de Lafargue, pueden encontrarla en https://www.marxists.org/espanol/lafargue/1880s/1883.htm
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