Si el baloncesto tuviese el mismo arraigo y la misma fascinación que el futbol entre el pueblo argentino, Enmanuel David Ginobili, estaría en el Olimpo de los dioses argentinos, sentado a la diestra de Diego Armando Maradona.
Zurdo como el “Pelusa”, sin tanta alharaca, sin tanto bombo y platillo, “Manudona” (como empezaron a llamarle tras los juegos de Atenas en 2004), elevó el nivel del basket argentino a la categoría que hasta entonces solo habían tenido los inventores e este deporte, los EEUU, y las extintas selecciones de la URSS y de Yugoslavia.
Antes de él, solo “el Pichi” Campana había logrado atraer al público argentino al deporte de la canasta tan extraño para ellos. Y es que dio la bendita casualidad de que junto a Ginobili, una generación espontánea de genios del baloncesto, consiguió arrebatarle el oro olímpico a los EEUU, batiendo en semifinales a un equipo en el que estaba un tal Lebron James.
Los “Pepe” Sanchez, “Chapu” Nocioni, Scola, Oberto, Hermann, Delfino,….. Consiguieron en Atenas alzarse con el oro Olimpico, liderados por un Ginóbili del que otro gran baloncestista, Charles Barkley, llegó a decir que no era humano.
Su periplo y su palmarés en el baloncesto puede buscarse en internet sin problema:
Desde sus inicios en el Andino de la Rioja o su paso por el Bahía Blanca para luego marcharse al baloncesto europeo. En el baloncesto FIBA logró elevar a la Virtus de Bolonia a ganar la Euroliga, antigua Copa de Europa, siendo el el MVP de la final. Curiosamente la ultima vez que ha ganado el título un conjunto italiano.
Una vez llegó a la NBA, ha estado 16 años en el mismo equipo, los San Antonio Spurs, algo muy raro en las franquicias estadounidenses. A la sombra de El Alamo Dome, ha ganado 4 anillos NBA.
Quien le haya visto jugar, habrá disfrutado de un jugador completo; perfecto en la penetración a canasta, con un primer paso demoledor, un tiro exterior tremendo y que no le hacía ascos a la hora de defender, y si no que le pregunten a James Harden, al que colocó un soberano “gorro” en las semifinales de Conferencia de 2017, y que les valió el pase a la final.
Pero mas allá de sus dotes técnicas y su capacidad de desequilibrio individual, Ginóbili es catalogado a través de su carrera por sus aptitudes mentales como un gran "jugador de equipo", al que no le importaba sumar menos números individuales en pos de un mejor rendimiento colectivo, un jugador decisivo en momentos límite de un partido, de gran espíritu competitivo, canchero, como diría un argentino.
Ahora ha decidido retirarse a la longeva edad deportiva de 41 años, tras 23 de carrera deportiva, y a la espera de que la peticiónque tanto Magic Johnson como Larry Bird han hecho para que entre en el Hall o Fame del baloncesto. Un puesto, que a mi entender merece de sobra.
Por cierto ahora me pregunto que hubiera pasado con el baloncesto español si, aquella mañana en Tokio, el ultimo tiro se lo hubiera jugado Manu en lugar del Chapu. Eso nunca lo sabremos.
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