Obituario: Alfredo Pérez Rubalcaba

He tardado unas cuantas horas en sobreponerme a la sorpresa y poder ponerme delante del teclado a escribir sobre Alfredo Pérez Rubalcaba, por el impacto que me ha causado su rápida e inesperada muerte. Hombre activo y de profundas creencias sociales, sin dogmatismos ni estridencias, alejado del chabacanismo y el insulto fácil que hoy impera en la política, le tocó enfrentó a uno de los periodos más opacos y difíciles de la existencia del partido político más longevo de la Historia de España: El Partido Socialista Obrero Español.




Ingresó en el partido antes incluso del fin de la dictadura franquista, en 1974, al rebufo del congreso de Suresnes, cuando en la dirección del partido se alzaba la figura de un joven abogado sevillano: Felipe González, con el que compartió aventura política y triunfo en las elecciones de 1982, cuando asumió diversos cargos relacionados con su vocación educativa, siendo impulsor de la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), siendo Secretario de Estado de Educación. Tras el fin de la era González en el PSOE, siguió trabajando bajo la Secretaría de Joaquín Almunia y tras varios varapalos electorales, y la llegada a la Secretaría General de Jose Luis Rodriguez Zapatero de quien fue responsable de estrategia electoral en 2004. Muchos analistas le consideran el principal agente de la victoria socialista en aquellas elecciones, Fue entonces cuando llegó a la cartera de Interior, donde dio un giro radical a la política de la misma en materia antiterrorista, marcando el inicio del fin de la banda terrorista ETA. En 2011, fue nombrado candidato del partido en las elecciones generales que finalmente ganó el PP de Mariano Rajoy, quedando como Secretario General del Partido y líder de la oposición, frente a la candidatura de la también desaparecida Carme Chacón. Sin embargo y tras la debacle socialista en la Europeas de 2014, decidió poner fin a su vida pública y volver a su verdadera vocación: la docencia, regresando a su Cátedra de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid, que había abandonado 40 años antes para dedicarse a la política.

Deportista (llegó a competir en atletismo y correr los 100 metros lisos en 10,9 segundos, lo que le valió la preselección a los JJ.OO. de México en 1968), hombre de partido y leal, todos cuantos le conocieron alaban sus dotes de buen conversador y tenaz trabajador, que le llevaba a prolongar sus jornadas laborales a límites que pocos podían seguir.

Se ha ido uno de los políticos más preparados que ha dado este país y que por diversas circunstancias no pudo llegar a la Moncloa. No creo que en la mente de Alfredo pasase esto como un fracaso.



Descanse en paz un buen político y mejor hombre.

1 comentario:

  1. Buena reflexión de un gran político. Ojalá se tomaran la política los actuales dirigentes como se la tomó él.

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