Obituario: Kobe Briant (1978-2020) el heredero del aire.


Tengo que confesar que cuando me siento ante el teclado, aún estoy en estado de shock. Si es duro, difícil, asistir a la muerte de un mito, se me hace mucho mas extraño y duro asistir a una muerte prematura, ignominiosamente impuesta por un accidente fatal.

Kobe Briant, es considerado por muchos como el sucesor directo de su majestad Michael “Air” Jordan. Sin venir de una familia des-estructurada ni pobre (su padre fue un magnífico jugador que hizo carrera en Italia, cuando aún no todos los buenos jugadores se asentaban en la NBA), Briant se saltó todos los escalafones para saltar del instituto a la NBA sin pasar por la Universidad. Y fue uno de los mayores gurús del deporte de la canasta, el mítico Jerry West (cuya silueta en juego es el escudo mundialmente reconocible de la NBA), el que removió cielo y tierra para que los Charlotte Hornets, que le habían elegido en el draft, le “cedieran” sus derechos para sus Lakers. Entonces aún se tenía por cierto que, para llegar a estrella de la mejor liga baloncestística del mundo, había que quemar los pasos formativos de escalón a escalón, sin saltarse ninguno. Y he aquí que Kobe se presento en el Staples Center en 1997, con 18 añitos y se enfrenta al dios todopoderoso de la canasta. “Lo primero que hizo fue coger la pelota en la esquina, una pequeña finta y se me escabulló por la línea de fondo. Me dejó hechizado. Recuerdo que me reí solo en la cancha. He visto ese movimiento miles de veces y no puedo creerlo” dijo en su día su majestad Jordan. A partir de ese día todos sabían que estaban ante una estrella. 

Con 21 años ya tenía tres anillos, al lado de Lamar Odom y de Shaquille O´Neill. Entonces empezaron a llamarle La Mamba Negra, esa serpiente letal que deja a sus victimas petrificadas. Cinco veces ganador del anillo de campeón de la NBA, dos oros olímpicos liderando al segundo gran Dream Team, tercer máximo anotador de la historia de la liga americana, son solo cifras que no reflejan el verdadero nivel de este hombre capaz de anotar 60 untos el día que lo deja, o de anotar 81 en un partido, siendo el único jugador que amenazó el record inalcanzable de Chamberlain. Era capaz de eso, pero con una inteligencia y un conocimiento total del juego, también era capaz de dejar la anotación en manos de otro, para que su equipo ganara. Fue también el “responsable” de que nuestro mejor baloncestista, Pau Gasol, lograse dos anillos de campeón a su lado. Su imagen saludando, uno por uno a los jugadores de la selección española, a la que acababa de ganar en los juegos de Pekin 2008, (considerado el mejor partido de baloncesto de la historia FIBA) fue todo un ejemplo de deportividad.


Un líder con todas las letras que jugó toda la vida en el mismo equipo, 20 años en Los Angeles Lakers (rara avis en el mundo del deporte profesional actual), siendo capaz de liderar en varias épocas un equipo ganador, el día que retiraron las dos camisetas que llevó en el equipo (números 8 y 24), otro genio de la canasta y otro líder de los Lakers, “Magic” Johnson, se rindió a su liderazgo.

Curiosamente nos deja justo cuando otro gigante con la camiseta amarilla (LeBron James), le sobrepasa como tercer máximo anotador de la liga y su posible sucesor como primera estrella del universo NBA, Zion Williams, acaba de debutar con los Pelicans.

Ahora si que hay un buen cinco en el cielo: Maravich, Petrovic, Delibasic, Martín y Briant. ¡Equipazo!

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