Podemos considerar a la 1ª Guerra Mundial, como el primer conflicto bélico rodado en cine, más allá de las “batallas” que a finales del siglo XIX, se recrearon en estudio de la Guerra Hispano Americana de 1898. Por ello todos pensarían que deberíamos de estar ante el conflicto bélico más y mejor llevado a la pantalla y sin embargo no solo no es así, sino que mas allá de algunas obras maestras, no ha sido un conflicto muy bien tratado y narrado por el cine. Por más que algunas películas fueron rodadas poco tiempo después de acabado el conflicto (Los cuatro jinetes del apocalipsis de Rex Ingram, 1921; El gran desfile de King Vidor, 1925; o Alas de William Wellman en 1921).
Hoy, un siglo después de concluir la guerra que iba a acabar con todas las guerras, Sam Mendes nos ofrece su sentido y genial homenaje a aquellos que participaron en el mayor conflicto hasta la época, para lo cual se basa en los relatos que su abuelo le hizo de sus peripecias en la Gran Guerra como mensajero en el frente francés. Mendes nos ofrece una joya cinematográfica completa en la que los protagonistas, interpretados por Dean-Charles Chapman (Juego de Tronos) y George MacKay (El secreto de Marrowbonel ), no son héroes que tratan de mostrar una lucha épica, ni personajes atropellados por la historia en un alegato antibelicista, sino que nos reflejan la cruda realidad de la época y de la lucha de trinchera que acabó con toda una generación europea. Y para ello, Mendes nos permite que nos sumerjamos en las trincheras y en el barro, en la que podemos respirar el hedor de los cadáveres, asquearnos con la proximidad de ratas, o suframos el hambre de los combatientes, ayudándose de una técnica ya conocida en el cine, pero poco usada (ya la usó Hitchcok, en La soga); el rodar la película en un largo y único plano secuencia (para ello llegaron a construir una cámara especialmente para la ocasión), lo que permite que sigamos al lado de los protagonistas en tiempo real, su peripecia contra reloj para lograr entregar a tiempo un mensaje que evite que todo un batallón sea masacrado por los alemanes. Sin embargo, la secuencia tiene trampa ya que, a modo de la pintura decorativa, despliega varios trampantojos en los que cambia la misma, ayudándose de un personaje que se cruza ante la cámara, de una explosión o del desmayo del protagonista, pero no por ello disminuye un ápice la continuidad e intensidad de la trama, ni la viveza del relato.

Nunca hasta ahora en su extensa filmografía, había conseguido Mendes, aunar en un solo film todos los grandes recursos narrativos que nos ha demostrado este director en sus películas previas (Camino a perdición, 2002; Belleza Americana, 1999; Solo un sueño, 2008; entre otras). Primero con un enorme guion escrito a la limón con Krysty Wilson-Cairns (autora del guion de la extraordinaria y gótica serie de TV, Penny Dreadful), y luego apoyado de una magnífica fotografía de Roger Deakins, que consigue conjugar e hilar la lúgubre penumbra de las catacumbas que fueron las trincheras en el Somme, con una luz natural y exteriores épicos y que nos “meten” casi físicamente en el film como si de un moderno videojuego se tratase. Mención especial se merece la escena nocturna, donde consigue un impresionante cuadro a base de sobras y luces, que merece el estudio y el elogio de todos a los que nos gusta el cine.
Evidentemente esta forma de rodar, hace que el desarrollo de los personajes se quede corto a lo largo de la cinta, lo que empequeñece el trabajo de los actores, pero Mendes sacrifica conscientemente esto y consigue con maestría que cualquier pequeño gesto; un abrazo, una promesa a un moribundo, la visión de una fotografía o el simple pero descriptivo rellenado de una cantimplora con leche, logre que no decaiga ni un ápice el interés y la complicidad del espectador con estos dos soldados, que no son héroes, ni quieren serlo, simplemente cumplen con su cometido y solo aspiran a sobrevivir.
Es por ello que los actores en esta cinta sean lo de menos, a pesar de los inestimables cameos de actores consagrados como Collin Firth, Bennedict Cumberbatch, Richard Madden o Marck Strong, porque lo importante es lo que se cuenta y, sobre todo, cómo se cuenta.
A pesar de estar al principio del año, no dudo en afirmar que estamos ante una de las mejores películas que vamos a poder ver en 2020 y sin duda una de las mejores películas de la filmografía de su director, por lo que seguro que se llenará de nominaciones y de premios (ya ha ganado dos Globos de Oro y apunta a copar las nominaciones en los Oscar). Estamos ante una película bélica a la altura de los Senderos de Gloria de Kubrick, Johnny cogió su fusil de Trumbo o Gallipoli de Weir, algunas de las obras maestras que sobre la Gran Guerra se han filmado.
FICHA TÉCNICA
Título original : 1917
Año: 2019
Duración: 119 min.
País: Reino Unido Reino Unido
Dirección: Sam Mendes
Guion: Sam Mendes, Krysty Wilson-Cairns
Música: Thomas Newman
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong, Richard Madden, Benedict Cumberbatch, Colin Firth, Andrew Scott, Daniel Mays, Adrian Scarborough, Jamie Parker, Nabhaan Rizwan, Justin Edwards, Gerran Howell, Richard McCabe, Robert Maaser, John Hollingworth, Anson Boon, Jonny Lavelle, Michael Jibson, Chris Walley, Pip Carter, Paul Tinto, Andy Apollo, William Postlethwaite, Gabriel Akuwudike, Josef Davies, Spike Leighton, Adam Hugill, Benjamin Adams, Tommy French, Merlin Leonhardt, Jos Slovick, Jack Shalloo, Elliot Edusah, Jacob James Beswick, Daniel Attwell, Samson Cox-Vinell, Michael Rouse, Richard Dempsey, Phil Cheadle, Jonah Russell
Productora: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Amblin Partners / Neal Street Productions / DreamWorks SKG / New Republic Pictures. Distribuida por Universal Pictures
Género: Bélico. Drama | I Guerra Mundial
Sinopsis: En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.
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