Pues el monarca,
como en los momentos mas entrañables (la Navidad), o los momentos
más críticos (la crisis independentista catalana), ha salido a ese
balcón catódico que todos tenemos en el salón, para darnos ánimos,
aplaudir y animar a esa colección de héroes que se enfrentan día a
día a este pandemonium, y poco mas.
Me sonó casi a
discurso decimonónico en el que el padre de la Patria, después de
alabar las enormes virtudes del pueblo de su nación, pidiera
“sangre, sudor y lágrimas”, para salir de esta moderna guerra
bacteriológica, para después consolarnos con su buena perspectiva
futura. Soy consciente de que en el actual marco legislativo e
institucional, Felipe VI como rey poco más puede hacer, más que
nada porque si intenta meterse en camisa de once varas, puede acabar
como su bisabuelo (quien por cierto sufrió en sus propias carnes el
azote de la gripe española, aunque salió ileso del mal vírico para
caer después estrepitosamente por el mal político). Tampoco
pretendo que como su tatarabuelo, entrase a pecho descubierto en un
hospital para consolar y animar a enfermos y médicos, en la epidemia
de cólera de 1884, ante los gritos y súplicas de un Antonio Cánovas
que temía (y con razón), que todo el andamiaje montado en la
Restauración, se le fuera al cuerno si enfermaba el monarca, pero si que es cierto que
esperaba un tono mas enérgico y decidido, mas en el sentido de Jefe
de Estado que de Rey paternalista, en el que dijera que está
haciendo él (que si que puede), para evitar las disputas políticas
(ahora escasas pero ya verán), los malos rollos entre
administraciones y los agobios de médicos, enfermeras, policías,
limpiadoras y demás (perdón por no citarlos a todos que son
muchos), que se están dejando mas que la piel en sacar al país de
este mal rollo.
Quizás era hora de
hacer un poco de publicidad institucional de la buena. Para indicar
que ha hecho o va a hacer, gestiones al mas alto nivel con líderes
extranjeros para plantear, no ya una acción conjunta para acabar con
esta lacra, sino para evitar que pueda volver a pasar en el futuro.
Que ha hablado con su colega de Arabia Saudí, para que nos done un
porrón de esos petro-dólares, que le sobran, para pagar
mascarillas, batas y demás EPIs y para dotar a esas becas y esos
sueldos a investigadores y científicos, que hemos estado racaneando
hasta ahora y que nos hemos dado cuenta que eran mucho más
necesarios que cualquier otro gasto.
Si, ya sé, algunos
me dirán que para eso están los políticos, ministros y demás
próceres de la patria, pero es que él es uno de ellos, item más,
debería ser el primero que diera la cara ahora y luego por la
nación, entendida esta no como un ente abstracto envuelto en una
bandera, sino como la suma de cada uno de sus individuos, fuesen de
la ideología que fuesen.
Todos los que me
conocen saben cuales son mis convicciones acerca de la monarquía y
mis simpatías históricas hacia los Borbones, por más que crea que
Felipe VI, es el mas preparado de ellos y se que se haya currado un
montón las habilidades para estar donde está, y que no estoy de
acuerdo con la cacerolada coincidente y posterior a su discurso, a la
que en otras circunstancias me habría sumado, pero si que es cierto
que esperaba un discurso más enérgico y contundente por su parte,
como demostrando que no solo está de palmero de la nación. Otra
cosa ha sido la defensa casi numantina que algunos han hecho de la
figura del monarca, casi indicando que atacar su figura es un acto de
deslealtad y de traición a la Patria, lo cual no solo me parece una
falsedad, sino además anacrónico. Felipe es VI no por la Gracia de
Dios, ese tipo de argumentos están hoy totalmente descartados y
denostados; es el Jefe del Estado español, pero no es ajeno a
críticas, si no son arbitrarias e injuriosas. Seguramente es el
mejor preparado actualmente para serlo, visto el percal que corta la
clase política española, pero no es ni mejor ni peor que cualquiera
de sus ciudadanos. Tiene un trabajo y lo debe de cumplir, y si no lo
hace o falla, se debe indicar y criticar.
¡Ah! Y podía haber
hecho una pequeña referencia al tema de las comisiones del papá, en
las que si que tiene que ser contundente de tal forma que apoye y
jalee el que todos los españoles tengamos consciencia de hasta el
ultimo céntimo que tiene en cuentas extranjeras, tanto a su nombre
como a nombre de testaferros, y del origen de las mismas. Quizás
sean todas lícitas y solo estemos hablando de un pequeño “despiste”
fiscal.
Ya sé, soy un
iluso.
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